Nada



Son las doce de la noche y nuevamente no puedo dormir,
me duele la pancita y quiero llorar,
escuchando música sin parar,
me pierdo en los acordes que oigo a lo lejos gritar.

A veces todo se vuelve tan confuso,
otras tantas tan claro,
y tan seguro que dudo de lo que intuyo,
¿qué pasa a mi alrededor?

Solo estoy aquí escribiendo frente a mi soledad,
con mis lágrimas y lloriqueos,
con mi música para deprimirme más,
hiriéndome con los pensamientos desbordantes,
de lo tonta que soy.

Tan nefasta, tan egoísta, tan niña,
pensando en un caprichoso final.


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