Construyendo



Tal vez ya pasó la tormenta,
pensé que no la contaba,
fueron días super intensos,
que creí que desaparecería.

Estaba tirada en la tierra,
un señor amable se me acercó,
me dió su mano y me levantó,
solo dijo: Confío en tí.

Sequé mis lágrimas,
camine, corri,
me apresure a mi ventana
a ver como es la vida.

Y entonces me volví a tropezar,
esta vez me levanto una niña,
me extendió su mano y me
acaricio suavemente mi cabeza,
ella dijo: No temas aquí estoy.

Me sacudí la ropa,
me enderece y comencé
a caminar y a trotar otra vez,
para volver a correr.

Me estampé en una pared,
me dolió, lloré y no podía
dormir, entonces llegó
un mago que no conocía,
y solo preguntó:
¿qué necesitas?
Al contestarle yo,
le dije que si necesitaba algo,
se lo pediría con gusto.

Estoy tratando de seguir mi camino,
porque aprendí que aunque me caiga,
está alguien que me apoyará y si no
yo podré pedir ayuda.

Y entonces levante otra vez mi cara
hacia el cielo, el sol me deslumbraba,
podía sentir la brisa de la lluvia,
el frío que recorría mi cuerpo,
con ese vestido tan negro.

Cerré mis ojos y proseguí con mis pensamientos,
mis sentimientos y sensaciones,
de que ya pronto podría volar,
hacia donde mi destino me llama,
pues entendí lo que la vida me está pidiendo.


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