Agua
Se me han agotado las lágrimas y ya no caen,
quisiera llorar sin cesar,
sumergirme en mis pensamientos más fríos
y empezar a derrumbarme hasta llegar al suelo.
Confuso es lo que siento,
no hay sentimiento,
no hay pensamiento,
no hay remordimiento.
Entonces ¿cómo me siento?
Me pregunto esto, y de repente noto que
me arde mi estómago,
y recuerdo que salte la mayoría de los alimentos,
Me duele la cabeza y es por contener el llanto.
¿Pero de qué sirve llorar ya, si aún así todo seguirá igual?
¿De qué sirve seguir en la lucha por recuperarme, si
a nadie le importo?
¿Para qué comer si de todas formas me moriré tarde o temprano?
¿Para qué seguir adelante si no puedo lidiar con lo que me rodea?
Y entonces cae la primer gota salada sobre mi almohada,
reconociendo cada dolor que me provoca las palabras hirientes.
Prosigo describiendo lo que pasa en mi cuerpo:
ese coraje que hace que mía enfurezca y reviente,
lo que me hace querer cortarme,
lo que hace que quiera ponerle una pausa a mi recuperación.
Y le rezo a mi ángel de la guarda:
Por favor no dejes que me rinda,
y cada vez que diga que estoy mejor cuando no es así,
has que me descubran.
¿Será que es posible encontrar la salida?
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