Precipicio
Lentamente arrastrando los pies me voy acercando a lo que un día fue mi reino,
y observo detenidamente cómo todo se seco,
lo dejé secar, lo ignore, lo desprecié y no me importó,
ahora que quiero cuidar de él, es doblemente difícil de restaurar.
Ya no queda nada que rescatar,
lo que está a mi alrededor murió,
no sé cómo resucitarlo,
no sé si dejarlo tal y como está,
darme la vuelta y elegir otro camino.
No sé si seguir de frente y lanzarme al vacío,
pues todo lo que creía que me hacía feliz,
ya no lo puedo hacer,
no podré recuperarlo.
Estoy tan decepcionada de mí,
que no se como remediarlo,
hay cosas que no tienen solución,
y mi capacidad cognitiva no se desarrollará más.
¿Acaso volví a equivocar de camino?
¿Acaso me estoy empeñando en algo que ya está caduco?
¿Estoy siendo muy dura conmigo?
¿O es que es tan doloroso ver la verdad?
Si, es tan doloroso ver que pierdo cosas por soberbia,
porque estoy confundida,
porque creí que mía solucionaría mi vida,
porque estoy enferma,
por creerme encerrada,
por creerme que no puedo,
pero lo más triste es que todo lo anterior es cierto.
Ya no puedo esforzarme más,
porque ya estoy dando todo de mí,
y duele desde la primera célula que tengo,
hasta lo más sutil del ser.
Llegué al límite y no lo pude reconocer,
no me gusta vivir así,
mediocre, a la mitad,
nada más porque yo causé tanto dolor a mi cuerpo
que ya no me responde.
Perdónenme, pero ya es todo lo que puedo dar,
no hay más que pueda darles,
¿qué más quieren de mí, si ya estoy literalmente medio muerta?
Y entonces me asomo al precipicio cada vez más y más...

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