Destino
Curiosamente siempre quize un dulce noviembre,
pero siempre obtuve un invierno adorable,
como olvidar que te gustaba el frío,
y que el sol te ponía de mal humor.
En cambio a mí lo único que me gustaba era la mercadotecnia,
Aún así hiciste un esfuerzo por comprar un sombrero rojito,
el frío permitía traer mangas largas y aún así tú dudabas,
tratabas de cuidar de mí y a mí no me gustaba.
A veces te portabas paternal y otras un tanto patán,
pero me gustabas de las dos maneras,
siempre analizando aunque eso me ponía nerviosa,
a pesar de eso siempre procure ser atenta contigo,
aunque creo no lo conseguí.
Escuchándome todo el día,
¿no sé cómo no te hartaba?
¿o tal vez sí?
pero te portaste como un caballero ante esta situación.
Tu voz que apenas alcanzo a oír me hace temblar,
tus manos fuertes y ásperas me tomaban con pasión
y no creo que nadie pueda llegar a cubrirla como lo hacías tú,
tus ojos tan penetrantes siempre que me fascinaba descubrir
el enigma que en ellos ocultabas durante el día.
Me gustaba mirar como me contemplabas,
sin reacción alguna que me hacía dudar de que por lo menos
sentías cariño por mí,
siempre diciendome qué hacer en un intento de dejarme decidir a mí.
Protegiéndome de tí, para no salir herida,
fue en vano todas tus pláticas preventivas,
pues ya sabía que saldría herida por tí y no me importó,
aunque yo sola fue quien lo decidió.
Debí apartarme de tí cuando murmuraste amo a otra persona,
pero mi amor por tí era tan grande que te mentí,
que me mentí y que aposté a que podría ganarle a tu amor verdadero,
el resultado final solo fue traición, dolor y agresión.
Sigo arrepentida por lastimarnos a los dos,
pero de lo que jamás me arrepentire,
fue de haberte conocido, de haberme enamorado,
de haberme vuelto mujer ante tus ojos.
¿Amor dime en verdad ya estás menos triste?
Comentarios