El mago dijo: Tenemos un problema.

¿Un problema?
Me preguntaba cuál era el problema que teníamos,
porque no podía ponerle mucha atención a quien visito
2 veces por semana.

En realidad estaba temblorosa,
a punto de darme como un ataque de ansiedad o pánico,
no sabría decirles exactamente cuál de los dos,
de lo único que estaba segura es que tenía TERROR.

Tenía miedo de salir de mi casa,
Tenía miedo de tener que subir al autobús,
Tenía miedo de que se me quedaran viendo las personas,
Conforme caminaba sentía que mi corazón se salía,
En cuanto me acercaba a la cabaña del mago,
me moría de miedo, porque sabía que me iba a regañar.

Bueno, en realidad no regaña,
solo quiere hacerme ver las cosas,
pero a veces tiende a presionar un poco,
más cuando yo no quiero hablar y ayer
era uno de esos días donde preferiría no ver lo que está pasando.

Sentía de golpe tantas emociones,
que no podía ponerlas en palabras
y mucho menos saber qué emociones eran,
sólo sabía que quería hablar de otro tema.

Pero él no dejó que me saliera con la mía,
así que no tuve más remedio que intentar
identificar que emoción estaba presente,
Pero me vuelvo tan ciega cuando duele tanto algo,
qué no vi que la emoción era el ENOJO.

Estúpido enojo, lo odio,
porque no puedo sentirlo,
no puedo identificarlo,
no soy capaz de sostener un ENOJO.

No sé cómo hacer que permanezca dentro de mí,
sin que me lleve a hacerme daño,
Pero tampoco sé como hacerle para que se quede
adentro de mí y que no lastime a los demás.

Entonces el mago continuaba diciendo:
Tenemos un problema!
Si un tipo llega y te pone la mano entre las piernas y
tú no haces nada.
Entonces Sí Tenemos un Problema.

Y de verdad que me costó trabajo verlo.
Pensé que era mi culpa.
Pero el mago dice que nadie tiene porqué tocarme.
Y que Yo me puedo defender sola, no necesito pensar,
sólo actuar, si alguien te toca me decía, pues le pegas,
lo empujas, lo apartas....

Y entonces terminó la visita.
No quedó más remedio que salir a la calle de nuevo,
tenía miedo de empezarme a sentir mal,
como cuando llegué.

Pero ví que después de eso, ya no me dio miedo salir a la calle,
Ahora solo pienso en una frase que dijo el mago,
¿Qué necesitas hacer para encontrar la motivación?
Eso fue lo único que alcance a escuchar al final,
él dijo más, pero no pude resistir irme a otro lado de mi pensamiento.

Creo que necesito actuar más como le dije al final.
Me levanté del sofá, agarre mi mochila,
me la puse en la espalda,
camine a la puerta y me fui.